RIANXO – Rescatan del agua a un sexagenario con hipotermia que estuvo a punto de ahogarse tras luchar un par de horas contra la corriente

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José Gey, a pecho descubierto, y ”Che» Esperante, con la camiseta de Policía Local

Una auténtica heroicidad. Algunos dirán que estaba haciendo su trabajo y que le va en el sueldo, pero desde «loqueyotedigo» consideramos que así se podría calificar la eficaz, eficiente y comprometida actuación de un agente de la Policía Local de Rianxo, José Gey Pérez, y del auxiliar Joaquín Iglesias Sobradelo -cumple su tercera temporada en ese puesto-, con la inestimable colaboración de la ciudadana. Lograron rescatar este domingo con vida, aunque con una grave hipotermia, a un hombre de 68 años, después de estar durante un par de horas luchando contra la corriente, que lo alejaba del litoral. Se trató de José Manuel Esperante Caamaño, «Che», un vecino de Taragoña que es conocido por ser un avezado y experimentado nadador de largas travesías, pues acude con bastante frecuencia a recorrer a nado por el entorno de la playa de A Torre.

Fueron varias personas que estaban en el paseo marítimo, a la altura del muelle de Setefogas, las que a las ocho y cuarto  se percataron de que había alguien que podría estar ahogándose. Una de ellas dio la voz de alarma llamando al 112 Galicia, al ver y escuchar como a unos 100 metros de la costa había un hombre que pedía auxilio desaforadamente, pues se estaba quedando sin fuerzas y con un elevado riesgo de irse al fondo. Según pudo saber la redacción de «loqueyotedigo» , el hombre se vio sorprendido cuando empezó a bajar la marea y a soplar un fuerte viento del norte, además de que se levantó marejadilla y las corrientes empezaron a arrastrarlo en dirección contraria al que era su destino. En un instante, el hombre pasó de los 20 metros que lo separaban de tierra a alrededor de los 100 metros. Después de una hora luchando contra las corrientes, la víctima se quedó prácticamente sin fuerzas y se vio imposibilitada de continuar a flote por mucho tiempo más, no tanto por no tener fueras sino porque la hipotermia lo agarrotaba y paralizaba, por lo que empezó a pedir auxilio.

Nada más llegar a la zona del muelle de Setefogas, el agente municipal, acompañado del auxiliar, realizó un rápido y certero análisis de la situación para decidir lo que iban a hacer. Además, gracias al contacto personal que tienen con los ciudadanos, solicitaron la colaboración de un marinero, Javier Tubío Bravo, para que los llevase en su embarcación, que estaba amarrada en uno de los pantalanes del náutico rianxeiro, hasta donde se encontraba el sexagenario. Acudieron de inmediato a esas instalaciones, en donde el vigilante de las mismas también se ofreció a ayudar con otra lancha. A ellos se acabó sumando el barco de la cofradía de pescadores de la localidad, que se encontraba realizando labores de control en las playas de Taragoña.

Una vez se situaron alrededor del afectado por esa difícil situación, comprobaron que se estaba quedando sin aliento y que se iba para el fondo. José Gey valoró la posibilidad de arrojarse al agua pero, cuando se dio cuenta de que se iba irremediablemente al fondo pues el mar estaba empezando a tragárselo, reaccionó en milésimas de segundo y estiró su brazo y consiguió que el hombre en peligro se agarrase a él como a un clavo ardiendo

Para el sexagenario en peligro, ver como se le aproximaba esa extremidad superior supuso «ver unha luz ao final do túnel», la de la salvación, cuando lo que se le estaba pasando por la cabeza era algo bien distinto. Tras agarrarse al agente municipal, este último empezó a tirar de Che Esperante con todas sus fuerzas y seguidamente, con el esfuerzo de quienes le acompañaban, consiguió acabar de subirlo a la embarcación para llevarlo hasta tierra firme. La víctim, que presentaba síntomas de una grave hipotermia, que era lo que posiblemwente más le impedía moverse, sólo llevaba puesto un bañador, por lo que el mencionado policía local le dejó su camiseta oficial para darle algo de calor y evitar que su estado empeorase.

Una vez regresaron al náutico, decidieron llevar al sexagenario en el coche patrulla hasta el centro de salud, sin aguardar a que llegase la ambulancia, pues entendían que todo el tiempo que ganasen sería decisivo en la recuperación de la víctima. El personal sanitario logró estabilizar a Che Esperante y un par de horas después fue llevado a su domicilio por una de sus hijas, pues se estaba recuperando de forma satisfactoria tras el gran susto que se llevó.

Además de agradecer a todos los que participaron en su rescate el hecho de que le salvasen la vida, Che Esperante solicita que se le conceda al policía local José Gey el reconocimiento que se merece después de tres décadas de entrega a su labor. Desde «loqueyotedigo» apoyamos esta propuesta y esperamos uqe las administraciones competentes tomen cartas en el asunto, pues lo tiene bien merecido.